El arte y los sentimientos
No hay medio más idóneo para transmitir emociones y sentimientos que el arte. De ahí que sus diferentes expresiones siempre suelen representar el momento social y cultural de la humanidad.
A través de la música, la danza, la literatura, la pintura o la escultura, el artista expresa sus sentimientos buscando generar emociones en las personas que disfrutan del resultado de un complejo proceso creativo.
Cuando haces arte, estableces conexiones profundas. Combinas tus propias emociones y asociaciones conceptuales con tu conocimiento técnico, y compartes tus propias experiencias de vida. La traducción de estas emociones subconscientes en arte es parte de convertirse en artista y embarcarte en un viaje fascinante.
Como público cuando nos conectamos con una pintura, un dibujo o una escultura o instalación, lo estamos haciendo a un nivel emocional complejo o experimentando lo que algunos investigadores llaman “meta emociones” (desencadenar varias emociones al mismo tiempo).
Por otro lado, terapias de diversa índole han encontrado herramientas de gran valor en el arte, pues facilita la comunicación de aspectos internos, sin que sea necesaria la expresión verbal. El uso del lenguaje corporal, musical, plástico o teatral le permite a los pacientes tener un instrumento más apto para el conocimiento del mundo y de si mismos.
Sin duda, la unión del arte y la emoción también ha sido importante en la educación. Desde hace años, los colegios han ido incorporando a sus planes de estudio programas relacionados con las expresiones artísticas. La mejora de la confianza, la autoestima y las habilidades sociales son algunos de los objetivos alcanzados.
El arte no es sólo autoexpresión, sino también la autocreación y propone un encuentro con la creatividad, el presente, el juego, los afectos y el cuerpo.